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EL OBSTÁCULO ANIMISTA

EL OBSTÁCULO ANIMISTA


Página nº 5

A los fines didácticos, resulta importante profundizar sobre la concepción de la palabra Animista. Y así decimos que "...considera al alma como principio de la acción de los fenómenos vitales con independencia de la materia..." A partir de esta consideración, Bachelard va a hablar de cómo la intuición que toma a la vida como un dato claro y general, enceguece a las ciencias. Parece ser que todo lo elaborado por la vida se encuentra marcado por un valor inalterable, lo cual en diversas ocasiones da lugar a confusión.

"Es la naturaleza activa que trabaja silenciosa e invisiblemente". Bonet lo revela así cuando hace referencia a la función de los imanes que producen el pasaje de los sólidos brutos a los sólidos organizados. De este modo se alude a este obstáculo animista en tanto el peligro al que se expone el espíritu científico siempre que no se dedique a un trabajo prolijo y cuidadoso en el momento de establecer correspondencias.

El importante valor que se atribuye a la palabra "vida" la lleva irremediablemente a ser percibida como algo mágico. Cualquier otro principio palidece cuando se enfrenta a un principio vital. Su peso es de tal fortaleza que logra sostener que toda materia viva anima y así vuelve a todo el universo. Mucho más si a la misma se la coloca en contraposición con la materia muerta, que es inerte y sin forma orgánica. La metáfora de la vida seduce indiscriminadamente a muchos y ellos se dejan seducir...

En tanto debe subrayarse que la intuición de la vida tiene un carácter afectivo. Con esta mirada la herrumbe se considera una imperfección y el concepto de enfermedad se aplica solo a los objetos del mundo material.

En 1785, Bruno escribió que "la herrumbre es una enfermedad a la que está expuesto el hierro... El imán pierde su fuerza magnética cuando está corroído por la herrumbre..."

La valorización animista tiene que ver con una tendencia a la conservación del individuo, la cual se acerca al deseo. "Mientras la intuición animista se mantiene, en general, nos conmueve, nos convence" (Bachelard).

El autor intenta caracterizar el obstáculo animista a través de un tema más natural que permite estudiar la falsa claridad que le tema de la digestión aporta al conocimiento científico.

La digestión es una función privilegiada que parece balancearse en dos polos. Por un lado, como un poema, y por el otro, como un drama. Muchas veces se escucha que el optimismo y el pesimismo son cuestiones del estómago. Por alguno de sus rasgos, el conocimiento de los objetos y el de los hombres, guarda tan solo una mínima distancia con esta función de la digestión: "...lo real, es de primera intención, un alimento", dice Bachelard.

Veamos la situación desde lo que le sucede a un niño cuando inspecciona los objetos llevándoselos a la boca. Pensemos que a partir de ahí puede evidenciarse que por encima del signo de bienestar y de malestar, surge el que puede borrar a ambos, que es el signo de posesión realista. Ese objeto el niño lo siente como propio y más allá de eso, es un objeto de la realidad, un objeto que le produce placer. Ya lo decía Freud cuando hace referencia al chupeteo y demuestra que este placer que se obtiene, se siente como algo único. Ese objeto, ya no es un simple objeto, sino que adquiere valor de "ser" porque está contribuyendo a esa sensación, está actuando, está siendo algo más que material.

En efecto, la digestión implica una toma de posesión. Con respecto a esto, Bachelard trae a cuenta algunos consejos de higiene brindados por Diderot, en la que se manifiesta la presencia del hábito de dejar empastar a los chicos con la papilla. Diderot lo consideraba pernicioso.

Bachelard toma esto mostrando que tantas razones, deducciones e inferencias nos transmiten que es al propio Diderot al que no le gustaba la papilla.

A través de los períodos científicos, uno de los mitos que más persiste es la asimilación de lo semejante mediante la digestión. Esta asimilación digestiva tiene que ver con querer siempre que lo semejante atraiga a lo semejante. De este modo, a la valorización le otorga un papel primordial.

Por otro lado, a este mito, se lo vincula a la importancia atribuida a los exrementos. Así muchos psicoanalistas dieron cuenta de la fase anal, en el desarrollo psíquico del sujeto. Otros -Freud, Jones, Abraham-, estudiaron en qué se convierte el adulto bajo la forma del carácter anal.

Es como que el psicoanálisis clásico se presenta como un Psicoanálisis del sentimiento del poseer, el cual es la esencia primitivamente digestiva. Cuando Bachelard da cuenta de esto, señala que también el conocimiento objetivo de pretensiones científicas está obstaculizado por valorizaciones tan absurdas como esa. Una materia como el excremento, tan despreciable, presenta al reconocerte valores, cierta polivalencia al acto de valorizar el mismo. El uso del excremento de perro con el tiempo fue disminuyendo, cuestión que deja traslucir que para triunfar sobre el obstáculo no hay otro recurso que animarlo, rodearlo, aún siendo que un residuo de valor, seguirá arrastrándose en mucho tiempo, en las ideas falsas, valorizadas por el inconsciente.

No lejos está ahora, el traer a cuenta, el mito de la generación a partir del que se acentúa el devenir. La libido que una vez aplacada renace, manifiesta ser y exigir una duración, pues ella ser relaciona con todo lo que directa o indirectamente, permanece en nosotros.

En el sentir la resistencia de los obstáculos epistemológicos se puede ver la influencia de la libido. Entonces, para trabajar aquéllos obstáculos producidos por ella, Bachelard enuncia la idea del germen y del simiente. Tales ideas permitirán ver un devenir privilegiado y uno sustantificado.

Ya desde su nacimiento, el niño comienza a buscar a su alrededor, a inspeccionar, a conocer. Los padres conocen y ocultan el secreto de la generación. Lo misterioso es lo que despierta a la libido.

El autor intenta enfretarnos con una condensación de sus observaciones que tienden a fijar un Psicoanálisis del conocimiento objetivo, mostrando el valor de la noción de germen, de simiente, como sustancias supervalorizadas fuera del dominio de la vida (mirada animista). Por lo que afirma que un Psicoanálisis abocado al inconsciente científico, debería estudiar los sentimientos inspirados, más o menos directamente, por la libido.

Hablando de la práctica educacional, podemos considerar que pocos son los educadores que logran oponerse al conocimiento objetivo, al conocimiento tranquilo. Pues partiendo de enseñar el conocimiento del objeto, juzgan sin hacer nada para calmar la ansiedad que capta a todo espíritu con necesidad de corregir su propio pensamiento, y de trascender más allá de sí mismo. Es decir, solo transmiten la posibilidad de quedarse con lo que está dodo.

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